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domingo, 2 de diciembre de 2012

Tres caras del matoneo.


Aunque las intimidaciones entre estudiantes han avivado un fuerte debate público sobre el ‘bullying’, los especialistas ya identifican el acoso laboral y cibernético.
Por: Redacción Vivir 
El 7 de noviembre, la noticia del suicidio de Tim Ribberink, de 20 años, conmocionó a Holanda. En una carta, el estudiante de historia les explicaba a sus padres cómo desde niño sus compañeros lo maltrataban, y ahora, a través de internet, los rechazos en la universidad habían vuelto la situación insoportable. Ribberink se quitó la vida tan sólo unos días después de que el mundo conociera la historia de la adolescente canadiense Amanda Todd, quien al ser víctima de constantes acosos sexuales a través de internet, decidió suicidarse. Tenía 15 años.
Para la especialista Delia Hernández, miembro de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, estas conductas (las de las víctimas y las de los victimarios) son cada vez más frecuentes en Colombia y responden a “otras formas de ejercer matoneo”, término que hasta hace poco se había reservado para referirse a los acosos entre estudiantes de colegios. Según un estudio de la Universidad de los Andes el 29% de los estudiantes de 5° y el 15% de 9° manifestaban haber sufrido agresiones de parte de algún compañero. En los colegios se crean escenarios virtuales en los que “el más fuerte” pasa por encima del “más débil”.
El director de la misma asociación de especialistas, Mario Danilo Parra, agrega que dentro de los ambientes laborales los comportamientos abusivos entre jefes y empleados o entre compañeros de trabajo pueden tener impactos negativos profundos para la vida de los acosados, dentro y fuera del lugar de trabajo.
Amenazas personales, comentarios despectivos, humillaciones públicas, tácticas de intimidación, aislamiento y abusos verbales son las formas más comunes en que se evidencia el matoneo.
Con ayuda de dos profesionales en salud mental, El Espectador reconstruyó los testimonios de tres víctimas de esta práctica que, sin diferenciar estratos socioeconómicos, viene ganando terreno en las diferentes esferas de socialización.

En el colegio

La niña tiene 13 años. Es adoptada. Mestiza. Con marcados rasgos indígenas. Ingresa a un colegio de estrato alto con un esfuerzo sobrehumano de sus padres, que se consideran apenas “acomodados”. Apenas pisa la institución, se vuelve el blanco de un grupo de niñas que tienen el reinado en su curso.
Empezaron los comentarios: “Nos están invadiendo los motilones”. “¿Por qué reciben en este colegio a indígenas caucanos?”. Los trabajos en grupo eran una tortura. Una tortura que de alguna manera, por falta de conocimiento, de tacto, alimentaban los mismos profesores. “¿Qué grupo quiere recibir a Alejandra*?”, gritaban en medio del salón de clase cuando ya estaban todos los alumnos reunidos en equipos, menos ella. “A Alejandra también la tienen que aceptar”, insistían, empeorando la sensación de rechazo. La excluían de los juegos. Estaba siempre sola.
Cuando hablaba con algún profesor de lo que sentía, la respuesta era: “tenga personalidad, no mendigue afecto, sea autosuficiente, no dependa de la aprobación de sus compañeros”. Todos esos consejos, a una adolescente para la que “la relación con los iguales y la aprobación es fundamental”, explica la psiquiatra Delia Hernández.
El matoneo físico pasó a las redes sociales. Empezó a circular una foto suya acompaña de un titular que decía: “Esta niña busca un hogar”.
La niña entra en un cuadro de depresión severo. Se les informa a las directivas del colegio lo que viene sucediendo. Empieza a recibir tratamiento psicológico. Hoy está en manos de una profesional.

A través de internet
La futura víctima tiene 16 años. El victimario, 22. Se conocen a través de internet. Empiezan una comunicación constante, con un tono amistoso, de mucha confianza desde el principio. Hablan de los gustos, de los amigos, de la familia. “Con quién vive, cuáles son sus rutinas, cómo se divierte”, pregunta él, y ella responde con tranquilidad, con detalles que luego serán su condena. Acuerdan una cita para conocerse en un reconocido centro comercial de Cali. Se toman algo mientras hablan más de la vida de ella que de la de él.
La muchacha empieza a sentirse mareada. Le pide a su acompañante que la lleve a tomar un taxi. Caminan juntos hasta una calle cercana y él la dirige a un taxi que está allí estacionado. Se monta sola. En el camino empieza a sentirse peor. Mareos, náuseas, visión borrosa. De pronto todo está oscuro. Pierde la conciencia.
 Cuando despierta está en una especie de bodega. La rodean muchas personas. La rodean hombres que la empiezan a desnudar, a tocar, a violentar, mientras a lo lejos se ven destellos de flashes. Está ida. Está muy drogada. Al finalizar la tarde la joven es abandonada en un punto a las afueras de la ciudad.
Ya está más consciente y es capaz de llegar sola hasta su casa. No dice ni una sola palabra de lo ocurrido. Pretende ignorarlo, olvidarlo, pero días después empiezan a llegar a su cuenta en Facebook fotografías de ella desnuda en actitud sugestiva. De ella desnuda rodeada de hombres también sin ropa. Y con las fotos la amenaza de que si no cumple una nueva cita las imágenes empezarán a circular por las redes sociales.
Ella va al lugar que le indican. La llevan a una especie de discoteca, le inyectan heroína. Le meten a la boca un par de pepas y le dicen fresca que con esto se va a sentir bien. Luego la dejan en manos de un hombre que había pagado para tener sexo con ella. Al final, le dan unos pocos pesos para un taxi.
Cuando llega una nueva citación, cuando ya está sumida en la peor depresión y ha empezado a tener ideas suicidas, le confiesa a su hermano lo que ha estado sucediendo. Luego les dice a sus padres y deciden denunciar. El caso está en la Fiscalía. Ella está recibiendo tratamiento psicológico.
Tomado de Redacción Vivir. El Espectador. com. http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/vivir/articulo-389667-tres-caras-del-matoneo

martes, 20 de noviembre de 2012

20 De noviembre: día del Psicólogo

Por Neverg Londoño Arias

El 20 de Noviembre de 1947, el Consejo Directivo de la Universidad Nacional de Colombia, presidido por el Dr. Joaquín Estrada Monsalve, Ministro de Educación Nacional, y el Dr. Gerardo Molina, Rector de la Universidad, aprobó el acuerdo 231, por medio del cual se creó el Instituto de Psicología Aplicada, que inició labores en el año 1949, encargándose de la formación de los primeros psicólogos de Colombia. Era evidente que algo pasaba en la familia, la ciudad, el país y el mundo en aquellos momentos de la historia para que la academia respondiera a estas necesidades inmediatas, de ayuda y acompañamiento.
Al año 1947, en el país, confluía toda una serie de eventos psicosociales generados por la violencia política con el enfrentamiento de los partidos políticos. A nivel mundial el caos reinante necesitaba la orientación de la gente nueva.
Después de dos guerras mundiales se gestaba un reacomodamiento en la nueva repartición del mundo; había desesperación, angustia y todas las sinrazones juntas. La constante de los conflictos en lo doméstico y lo mundial, era el poco respeto por la persona humana apoyado en el desconocimiento del otro, el que vive y piensa diferente. 
La generación anterior había fracasado, al ser incapaz de heredar paz y felicidad. La necesidad latente consistía en ayudar a las personas a buscar soluciones prontas a sus problemas comportamentales para que la vida no continuara siendo un despropósito sino un alentador camino hacia la tranquilidad, desde la perspectiva del cambio personal y social. La psicología podía ser una buena propuesta.
La Psicología parte de la Filosofía y encuentra su entronque en la Psiquiatría. Por cuestión de método, rompe con la Psiquiatría y con la Farmacología. Como ciencia, hace uso de la investigación orientada a facilitar el desarrollo humano en los diferentes espacios en los cuales le corresponde actuar con el único propósito de facilitar una mejor calidad de vida. Por las características de su método y su objeto, la Psicología y el Psicólogo “pertenecen privilegiadamente al ámbito de la salud”.
La Psicología trabaja los procesos mentales desde el discurso, la palabra, el verbo, desde las disciplinas conductista, humanista, analista y transpersonal.
Al aparecer la Psicología en Colombia se va desarrollando el proceso de consolidación de la profesión amarrada a las corrientes europeas y norteamericanas. La Ley 1090 del 6 de Septiembre de 2006: entra a reglamentar el ejercicio de la profesión y a dictar el Código Deontológico y Bioético. 
Para ejercer la Profesión de Psicólogo en Colombia, se requiere acreditar formación académica, idoneidad profesional y la Tarjeta Profesional expedida por el Colegio Colombiano de Psicólogos. El ejercicio profesional debe responder a las exigencias del medio social, en cuanto la Psicología clínica, organizacional, industrial, política, social, del trabajo, del deporte y legista. El campo de acción se extiende a la enseñanza, la asesoría; la evaluación, diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las disfunciones personales en los diferentes contextos de la vida y el dictamen de conceptos, informes, resultados y peritajes.
El campo de acción puede ser individual o con la integración de equipos interdisciplinarios, desde el cumplimiento de las normas vigentes y los principios éticos que regulan la profesión.
Más allá de las formulaciones académicas y legales debe contarse con reconocimiento, aceptación y espíritu de servicio. Se puede considerar que hay algo para dar, algo que ha sido dado por la generosidad del universo para construir un poco de felicidad a quien acude en busca de una palabra de aliento para continuar el camino asignado por la vida.

Tomado de El Diario del Otun. http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/20-de-noviembre-d-a-del-psic-logo121119.html

viernes, 28 de septiembre de 2012

¿Por qué entra sueño después de comer?

Las “caídas del sistema” que sufrimos tras una opípara pitanza pueden ser responsabilidad directa de la glucosa, que hace descender en el hipotálamo los niveles de oxerina, una clase de proteínas cuya misión es mantenernos alerta. El pasado mes de junio, Denis Burdakov y su equipo de investigadores de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, demostraron que incluso una subida casi imperceptible de glucosa disminuye sensiblemente la actividad neuronal. Por eso, si quiere seguir despierto deberá evitar las comidas ricas en carbohidratos o grasa; en cambio, mantendrá los ojos bien abiertos tras un banquete de proteínas. Hay, no obstante, voces discrepantes. Según Eduard Estivill, director de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, esta sensación de sueño simplemente responde a la necesidad de descansar tras ocho horas de vigilia.

Dormir con la televisión encendida puede causar depresión



Dormir con la luz o la televisión encendidas aumenta el riesgo de depresión, según revela un estudio de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) presentado en el último encuentro anual de la Sociedad Americana de Neurociencia en San Diego.

En sus experimentos, el investigador Rand Nelson y sus colegas trabajaron con 16 hamsters, de los cuales la mitad durmió en absoluta oscuridad mientras los demás eran expuestos cada noche a un nivel de luz equivalente al que produce el brillo de un televisor encendido en una habitación a oscuras (5 lux). Ocho semanas más tarde, los animales que nunca dormían a oscuras habían visto modificado su estado de ánimo, desarrollando depresión. Cuando los investigadores examinaron sus cerebros comprobaron que en la zona del hipocampo observaron que tenían una menor densidad de vellosidades (espinas dendríticas) en las neuronas que quienes dormían sin luz, lo que implica que la comunicación entre sus células nerviosas se habría visto reducida. Según Nelson, los resultados sugieren que el nivel de luz óptimo que necesita el cerebro de los mamíferos para descansar es sorprendentemente bajo.

Los investigadores asocian los efectos de la exposición a la luz a una hormona llamada melatonina, que se produce cuando el cuerpo detecta la oscuridad. Entre otras cosas, la melatonina regula el ritmo circadiano, nos ayuda a conciliar el sueño y actúa como antioxidante. Si hay demasiada luz ambiental, el cuerpo podría producir cantidades de melatonina inadecuadas.

¿Qué lleva a un niño a suicidarse?. Análisis psicológico

Dos casos registrados esta semana, en el Tolima y en el Valle del Cauca, prendieron las alarmas sobre este fenómeno, que el año pasado cobró la vida de 193 menores de edad.

La infelicidad y el sufrimiento son las principales razones que llevan a un niño a tomar la decisión de quitarse la vida.  / 123 rf
La infelicidad y el sufrimiento son las principales razones que llevan a un niño a tomar la decisión de quitarse la vida. / 123 rf

¿Qué tiene en la cabeza un niño de cinco años que se suicida (como lo registra el informe de Medicina Legal Forensis 2011)? El año pasado, 193 menores de edad entre los 5 y 17 años decidieron quitarse la vida. ¿Qué los llevó a tomar esa decisión?

Quizás una de las personas en Colombia que más conoce el tema es Miguel de Zubiría Samper, director de la Liga Colombiana contra el Suicidio Infantil y autor del libro Cómo prevenir la soledad, la depresión y el suicidio en niños y jóvenes. Zubiría dice que los cerca de diez años que ha investigado este fenómeno lo han llevado a una conclusión: existen dos razones fundamentales que llevan a una persona a tomar esta decisión.

“Detrás de los mil motivos que un niño tiene para suicidarse —desde perder una materia hasta la separación de sus padres o sentirse gordo— hemos encontrado dos causas muy precisas: la primera es la infelicidad en el sentido estricto de la palabra”.

Asegura que en Colombia hay un número “enorme” de niños y adolescentes que se sienten muy infelices porque no tienen buenos amigos, o porque su colegio les parece aburrido, o porque se sienten solos. Incluso, se atreve a calcular que un 50% de los jóvenes en nuestro país está llevando una vida infeliz.

“Si no hay fuentes de felicidad (así los papás piensen que la felicidad está en un televisor en el cuarto, en un ipod o en una camiseta nueva), cualquiera de los mil motivos que mencionamos pueden disparar ese pensamiento de que la única opción es suicidarse”, dice.

Y hay una segunda causa: el sufrimiento. “Existe un gran dolor sicológico al perder a tu mamá, a tu papá, al sentirte feo... hay mil fuentes posibles de sufrimiento. Y ese dolor es tan severo que el niño o el joven o el adulto —no hay ninguna diferencia— piensa que la única manera de eliminarlo es acabando con su vida”.

Según De Zubiría, la pregunta de fondo en estos casos es: “¿Por qué hay millones de niños tan infelices y por qué sufren tanto por cosas que a nosotros nos parecerían idioteces? Ese es el cuestionamiento que hay que resolver, y para eso hay que preguntarse también qué está pasando en las familias y en los colegios, que no estamos preparando a los niños para que aprendan a sufrir”.

Dos suicidios ocurridos esta semana en Mariquita, Tolima, y en Jamundí, Valle del Cauca, pusieron en evidencia un recrudecimiento de esta problemática.

El más reciente fue el de Brigit Lorena González, de 14 años. Un disparo al aire enfrente de sus compañeros de colegio fue la primera alerta. Luego, con el mismo revólver calibre 38 apuntó a algunos de ellos y, de inmediato, una crisis nerviosa empezó a contagiarlos. Una crisis que estalló cuando, después de fallidos intentos de diálogo con ella, Brigit apretó el gatillo una vez más. Su estómago recibió el impacto y su muerte fue inevitable.

El otro fue el domingo en horas de la tarde. Un menor de 12 años, en el sur del Valle del Cauca, decidió ahorcarse después de un regaño de su mamá.

Y tal vez, como lo explica Luis Alberto Ramírez, médico siquiatra de niños, unas de las principales causas son los altos de niveles de ansiedad en la infancia y su vulnerabilidad a un entorno social cada vez más complicado.

“Hay un promedio de 37% y 40% de niños y jóvenes con grados críticos de ansiedad. Eso es lo que están experimentando en una sociedad donde los lazos familiares se han debilitado y las relaciones giran en torno a un consumo desfasado”, dice. A ello se suman el miedo al fracaso y el temor hacia el futuro. En suma, una desesperanza agobiante.

Según este especialista, la incomprensión de los padres es otro factor que tiene graves consecuencias. “Lo peor que se puede hacer cuando un niño dice que se va a matar, es retarlo”. Para Ramírez, hay temporadas peligrosas, como el final de un año escolar, cuando, si no se cumplen las metas propuestas, es posible que haya momentos de crisis.

“Ahí lo mejor que se puede hacer es escuchar y presentarles momentos amables. Los padres deben entender que los niños tienen diferencias intelectuales y que no todos tienen la misma capacidad”, afirma.

Redacción Vivir | 
El Espectador. 19/09/12

El matoneo laboral, un fenómeno creciente en Colombia

Matoneo
Foto: Ilustración Fernán Pérez
"El acoso busca infundir miedo, terror intimidación y angustia... Causar perjuicio laboral"

Afecta sensiblemente el desempeño y la salud física y emocional de los empleados.

Venga de quien venga, es decir, de jefes, compañeros o subalternos en el trabajo, los comentarios despectivos, las amenazas personales, la humillación pública y las tácticas de intimidación hacia un empleado, forman parte de un creciente fenómeno: el acoso o matoneo laboral. 


De acuerdo con la Asociación Colombiana de Psiquiatría, se estima que alrededor del 19 por ciento de los trabajadores del país (uno de cada cinco) estarían siendo víctima de presiones de este tipo. Desde el 2006, año en que se expidió la ley 1010 para contrarrestarlo, el Ministerio del Trabajo ha abierto 4.849 investigaciones por esta causa. En el primer semestre de este año se registraron 655, más de la mitad del 2011. 

El médico psiquiatra Mario Danilo Parra, experto en el tema, explica que en la intimidación laboral cabe todo aquel maltrato lo suficientemente severo como para comprometer la estabilidad emocional y física de una persona y amenazar su tranquilidad.“Es una conducta abusiva, consciente, de una persona hacia otra, que genera incomodidad y hace que el trabajador se sienta avergonzado y agredido”, dice Parra. 

Ese es el caso de María Juliana, de 36 años, empleada de una entidad pública. Asegura que no tuvo problemas dentro de la empresa durante el primer año de trabajo, porque su desempeño siempre ha sido impecable, “pero quedé en embarazo, y prácticamente desde entonces empecé a ser blanco de comentarios y tratos despectivos por parte de una funcionaria de la que dependo”, cuenta ella. María Juliana supo, por ejemplo, que a sus espaldas hacía comentarios descalificadores (“se empleó en esta empresa solo para embarazarse”), que se agravaron a medida que se acercaba el nacimiento de su hijo, con la consabida licencia de maternidad. 

“Lo peor ha sido soportar el descrédito de mi trabajo ante mis compañeros; ha llegado a compararlo con el de una principiante. No acepta mis razones, a veces ni siquiera me recibe en su oficina para tratar cosas urgentes, y eso entorpece mi función. La desazón es terrible, hay días en que no quiero llegar a la oficina, pero no puedo renunciar”, cuenta ella, quien busca trabajo desesperadamente. 
Aunque el matoneo no se da solo de directivos hacia empleados, es el más común, “cuando existe una línea jerárquica el agredido rara vez denuncia y soporta la situación, por temor a ser despedido”, señala Juan Vicente Conde, expresidente de la Sociedad Colombiana de Medicina del Trabajo. 

Por el contrario, el matoneo que se da entre compañeros al mismo nivel suele esconder la intención de superar al otro jerárquica o salarialmente. “En ese propósito, se minimiza, ridiculiza y pone en evidencia al otro cuando comete un error o incurre en una falta, así sea menor”, afirma Parra. 

No obstante, este especialista asegura que no hay matoneadores sin personas que se dejen matonear. “Unos y otros tienen rasgos de personalidad definidos –señala Parra–. El matoneado tiende a ser dependiente y requiere aprobación y validación permanentes; el matoneador tiene componentes narcisistas, que lo llevan a creer que es más importante que los demás. Cuando estas personalidades se encuentran, tienden a engancharse”. 

Vale anotar que esto afecta la calidad del trabajo y la salud de los agredidos. Entre ellos son comunes las alteraciones del sueño, la ansiedad, la depresión, el desánimo y los dolores; algunos incluso llegan a obsesionarse tanto con su desempeño laboral, que pueden creer que se merecen ese mal trato, por no estar a la altura de los demás. 

No es para menos. La humillación y la intimidación a veces no son directas; de hecho, pueden adornarse con palabras para que los insultos se parezcan más a un consejo maternal que a una agresión.“Aquí caben frases del estilo, ‘mira, ¿no has pensado en cambiar de trabajo? Te veo cansado, como desgastado... A todos nos pasa’; se trata de expresiones que, aunque parecen inocentes, en el caso del matoneo tienen la consciente intención de hacer daño”, puntualiza Conde.
Una ley ampara a las víctimas

Toda empresa debe crear comités para que los afectados denuncien
Tal y como lo ordena la ley, toda empresa pública o privada del país está en la obligación de consolidar los comités de convivencia laboral, conformados por empleadores y representantes de los trabajadores elegidos por sus compañeros. Tras recibir las quejas de acoso, y como mediadores de primera instancia, estos deben adoptar medidas correctivas y preventivas. 

Si el problema persiste, se puede acudir al Ministerio del Trabajo, a través de los inspectores laborales, en busca de una conciliación, o demandar ante el juez laboral (los empleados públicos deben acudir a la Procuraduría). Los trabajadores pueden poner sus quejas y denuncias en las 32 oficinas territoriales del Ministerio (hay una por cada departamento) y dos adicionales en Apartadó y Barrancabermeja.
En Twitter: @SaludET
REDACCIÓN SALUD. 25/09/12


Los Depresivos ven el mundo de color gris



La depresión tiene un efecto en la vista que hace que sea más difícil de detectar el contraste entre blanco y negro. Como consecuencia el mundo se percibe literalmente en tonos grises cuando nos sentimos deprimidos, según revela una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Friburgo, en Alemania.

En el estudio, Ludger Tebartz van Elst y su equipo midieron la respuesta de la retina de varias personas, tanto con depresión como sin ella, que fueron sometidas a análisis de neuropsiquiatría y oftalmología. La retina, ubicada en la parte posterior del ojo, contiene células sensibles que convierten la luz en impulsos nerviosos que el cerebro interpreta para permitirnos ver.

Los científicos descubrieron que los pacientes con depresión, algunos sometidos a tratamientos antidepresivos y otros no, tenían una capacidad mucho más baja de contraste en la retina que los que no sufrían el trastorno. El efecto, explican los autores, es similar a ver la televisión bajando los niveles de contraste. Y podría explicar por qué, a través del tiempo, los artistas de todas las culturas han representado la depresión usando los símbolos de la oscuridad o la uniformidad del gris.
Los investigadores también encontraron una asociación entre la capacidad de detectar el contraste y la severidad de la depresión. La gente con más depresión mostró menos capacidad de distinguir contrastes en la retina. Tal como señalan los investigadores en la revista Biological Psychiatry, el estudio podría conducir a crear una forma de evaluar objetivamente la gravedad de la depresión.

Tomado de: muy interesante. Elena Sanz 22/07/2010
http://www.muyinteresante.es/los-depresivos-ven-el-mundo-de-color-gris?utm_source=twitter&utm_medium=socialoomph&utm_campaign=muy-interesante-twitter7

jueves, 2 de agosto de 2012

“La Felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida” 
Viktor Frankl